La Comisión de Cáncer de Mama de ‘The Lancet’ se comprometió en julio de 2021 a elevar el estándar de atención del cáncer de mama con el objetivo de cerrar las brechas de equidad existentes tanto entre los países como dentro de ellos. En este sentido, durante un período de dos años, intercambiaron ideas, revisaron exhaustivamente la literatura científica, aseguraron financiación para investigaciones piloto específicas que aportaron nuevos datos, y elaboraron un informe con el propósito de mitigar los impactos del cáncer de mama en la sociedad.

En esta línea, los resultados plasmados en el documento publicado recientemente, destacan que, a pesar de los considerables avances en la investigación y el tratamiento del cáncer de mama en las últimas tres décadas, que han llevado a una reducción de más del 40 por ciento en la mortalidad por esta enfermedad en algunos países de altos ingresos, persisten desigualdades significativas y numerosos grupos continúan siendo sistemáticamente “marginados, ignorados e, incluso, olvidados”, apuntan en el documento.

El informe también revela que el número de personas que viven con cáncer de mama metastásico en todo el mundo es desconocido debido a que muchos registros de cáncer no cuantifican las recaídas. “Muchas de estas pacientes experimentan sentimientos de abandono, aislamiento y soledad, y es posible que no reciban la atención adecuada tanto en países de altos ingresos como en aquellos de ingresos medianos o bajos”, indican los expertos de esta Comisión. No obstante, con recursos adecuados basados en la evidencia y un cambio en las actitudes sociales negativas hacia el cáncer de mama metastásico, “podría ser posible curar a algunos pacientes, tratar a la mayoría, aliviar el sufrimiento de todos y no olvidar ni abandonar a ninguno”, subrayan.

Costes ocultos del cáncer de mama

La Comisión de Cáncer de Mama de ‘The Lancet’ también identificó que los costes ocultos del cáncer de mama y el sufrimiento asociado son considerables, diversos y tienen efectos de largo alcance. Estos pueden ser financieros, físicos, psicológicos, emocionales y sociales, afectando a niños, familias, comunidades locales y a la sociedad en general. Además, pueden manifestarse en todas las etapas del cáncer de mama e, incluso, dentro de los servicios de atención médica que se ofrecen de forma gratuita. “Exponer y reducir estos efectos podría proporcionar incentivos para que los responsables políticos inviertan en prevención, detección temprana, terapias rentables y manejo óptimo de la enfermedad”, destacan en el documento.

Por otro lado, mejorar la comunicación con los pacientes y tenerlos en cuenta a la hora de tomar decisiones respecto a su atención y abordaje del cáncer mejora la calidad de vida, la imagen corporal y la adherencia al tratamiento de éstos, lo que puede influir en los resultados de supervivencia. “El cáncer de mama es una enfermedad que muchos pacientes describen como un robo de poder, pero a través de una comunicación efectiva y facilitando la autonomía del paciente, podrían surgir oportunidades para que recuperen el poder y emerjan más fuertes, ejerciendo el empoderamiento en otras áreas de sus vidas”, señalan los especialistas.

Prevención y detección temprana

La detección temprana del cáncer de mama emerge como una prioridad indiscutible en el ámbito global de la salud, donde la equidad y la accesibilidad son fundamentales. Por ello, los expertos instan a “una expansión de los programas de detección temprana del cáncer de mama en los países de ingresos bajos y medianos, limitando el enfoque exclusivo en mamografías, cuya disponibilidad resulta restringida en entornos con recursos escasos”.

“Todos los países que redujeron con éxito las tasas nacionales de mortalidad por cáncer de mama entre 1990 y 2020 tendrán, a partir de 2023, la capacidad de diagnosticar al menos el 60 por ciento de los cánceres de mama invasivos en las etapas I o II”, indican los expertos de la Comisión. Estos hallazgos cobran especial relevancia en el caso de mujeres tanto por debajo como por encima del rango de edad típico para la detección, así como para aquellas que residen en áreas con acceso limitado a la atención médica, donde la implementación generalizada de programas de detección temprana enfrenta desafíos significativos.

Frente a estos retos urgentes en el ámbito del cáncer de mama, los expertos han concebido una hoja de ruta inclusiva, que se fundamenta en la evidencia y que aborda temas esenciales en este ámbito.

Hoja de ruta

Uno de los puntos clave para atajar los desafíos existentes pasa por la prevención. Esta adquiere una urgencia global en el contexto del cáncer de mama, ya que se proyecta que para el año 2040 la incidencia anual de nuevos casos supere los tres millones, con un incremento particularmente rápido en los países de ingresos bajos y medios. “Es imperativo abandonar la noción de que este aumento es inevitable y, por tanto, aceptable; tomar medidas ahora puede evitar muchos de estos futuros casos de cáncer de mama. Por ello, destacamos la importancia de la educación sobre los factores de riesgo del cáncer de mama, si bien es necesario combinarla con cambios de políticas que fomenten comportamientos saludables y reduzcan las disparidades en salud”, señalan en el informe.

Se proyecta que para el año 2040 la incidencia anual de nuevos casos supere los tres millones, con un incremento particularmente rápido en los países de ingresos bajos y medios.

Asimismo, la investigación ofrece una vía para garantizar un acceso equitativo al tratamiento del cáncer de mama, adaptado a las necesidades individuales de cada paciente. En este sentido, es crucial mejorar la orientación de los tratamientos existentes mediante el desarrollo de biomarcadores validados que identifiquen a quienes obtendrían mayores beneficios, al tiempo que reducen la carga de tratamiento para aquellos con mayor riesgo de toxicidad. Tal y como señalan los expertos, “las tecnologías de salud digital surgen como una herramienta clave para personalizar la atención del cáncer de mama y mitigar las disparidades, al integrar datos complejos de múltiples fuentes y promover una atención flexible y coordinada, especialmente para pacientes vulnerables”.

Los expertos sostienen que la colaboración entre todos los actores implicados es imperativa para cerrar la brecha de equidad en la atención y los resultados del cáncer de mama, lo que implica el despliegue global de estrategias de detección temprana, marcos de tratamiento y tecnologías innovadoras de manera equitativa.