LA IMPORTANCIA DE DETECTAR A TIEMPO EL CÁNCER DE MAMA

Cada año se diagnostican más de 30.000 nuevos casos de cáncer de mama en España. Una detección precoz es clave para mejorar el pronóstico de las pacientes.

Por Administrador SESPM

LA IMPORTANCIA DE DETECTAR A TIEMPO EL CÁNCER DE MAMA

Fuente: ethic.es

Una de cada ocho mujeres españolas desarrollará cáncer de mama a lo largo de su vida. Es el tipo de cáncer más frecuente en la mujer y supone el 29% de todos los cánceres diagnosticados entre la población femenina, muy por encima de los originados en el colon y recto, pulmón, útero, tiroides o páncreas, que serían, en este orden, los de mayor incidencia.

Las cifras del cáncer de mama que ofrece la Sociedad Española de Oncología Médica sorprenden por sus dimensiones. Estiman, por ejemplo, que en 2024 serán diagnosticados 36.395 nuevos casos. Por eso, concienciar sobre la importancia de su prevención resulta esencial, ya que son muchas las personas que se pueden beneficiar, cada año, de una detección precoz.

De hecho, desde la propia SEOM advierten de que la incidencia de este cáncer está creciendo, pero también que la mortalidad, proporcionalmente, ahora es menor. Se detectan más casos debido al avance de las técnicas de detección temprana, y también al aumento de la esperanza de vida y al envejecimiento de la población española (como ocurre en todos los cánceres, una edad avanzada incrementa la posibilidad de presentar fallos en los mecanismos de reparación del ADN, y además supone una acumulación de los factores de riesgo como pueden ser el sedentarismo, el consumo de tabaco y alcohol, la obesidad o la contaminación).

Aunque también hay que tener en cuenta, como señalan desde Geicam, que la incidencia está aumentando entre las mujeres menores de 45 años, algo que se puede explicar por el retraso de la maternidad y la disminución del número de hijos, mientras que se está adelantando la edad de la primera regla (por lo que las células mamarias estarían expuestas al estrógeno y a la progesterona durante más tiempo, lo que aumentaría el riesgo de desarrollar cáncer). Una lactancia prolongada, por el contrario, reduciría la exposición a dichas hormonas, y supondría un factor protector contra este tipo de tumor.

En cualquier caso, la mayoría de las mujeres con cáncer de mama no presentan factores de riesgo evidentes ni antecedentes familiares. Por lo tanto, es fundamental detectar de forma precoz cualquier signo de alarma, acudir a las revisiones ginecológicas pertinentes y participar en los programas de cribado de cáncer de mama.

La concienciación entre la población y el cribado con mamografías bienales para mujeres entre los 50 y los 69 años ya están dando frutos. Aunque el número de muertes se ha mantenido más o menos constante durante los últimos años, proporcionalmente el porcentaje ha disminuido de 29 a 22,8 por cada 100.000 mujeres entre 2002 y 2020.

Si se tiene en cuenta únicamente a las mujeres que desarrollan un tumor maligno en el pecho, la mortalidad ha caído en los últimos 20 años un 25% como consecuencia de los programas de diagnostico precoz puestos en marcha en las distintas comunidades. Aunque la ventaja de la mama es que es un órgano accesible en el que es relativamente fácil reconocer una lesión, es cierto que cuando una mujer o un médico notan una anomalía, el proceso ya está avanzado. Mediante una mamografía rutinaria, sin embargo, es posible detectar la enfermedad antes de que sea clínicamente evidente, y cuando la probabilidad de curación es mucho mayor. De ahí la importancia de que todas las mujeres se realicen revisiones periódicas a partir de los 50 años, o antes, en el caso de contar con antecedentes familiares.

En la actualidad, el 30% de las mujeres diagnosticadas experimentan una recaída, y la mediana de supervivencia de estas mujeres es inferior a tres años. La supervivencia general de las pacientes con cáncer de mama a los cinco años es del 86%, y supera el 99% en las pacientes diagnosticadas con enfermedad exclusivamente en la mama. En la probabilidad de superar la enfermedad influyen diversas circunstancias como la edad o el estado de salud previo, pero, sin duda, lo más relevante es el tamaño y propagación del tumor, por eso detectarlo antes de que se manifieste clínicamente marca la diferencia.

Además, aunque hay numerosos factores genéticos asociados al cáncer de mama, conviene conocer aquellos en los que sí podemos influirDesde el hospital CIMA, por ejemplo, señalan la importancia de mantener un peso saludable, ya que numerosos estudios demuestran que el sobrepeso aumenta el riesgo de padecer esta enfermedad, especialmente en mujeres posmenopáusicas, ya que altera la producción de hormonas como los estrógenos y se asocia a procesos inflamatorios.

De la misma manera, se recomienda evitar el consumo de alcohol (se estima que hasta un 20% de los casos de cáncer de mama se podrían prevenir con esta medida), así como limitar la ingesta de grasas saturadas; mientras que una dieta con alto contenido en omega-3 y omega-6 se ha asociado con una reducción del riesgo de cáncer de mama y mejor pronóstico en caso de tenerlo. También el ejercicio físico diario puede reducir las probabilidades de desarrollar la enfermedad, especialmente en mujeres jóvenes. Además, se aconseja evitar, por regla general, la terapia hormonal sustitutiva durante la menopausia.

Pero, a la hora de la verdad, en la mayoría de los casos no es posible prevenir el cáncer ni detectar a priori quiénes van a sufrirlo. Por eso las revisiones y controles ginecológicos son el arma más eficaz para conocer y detectar lo antes posible cualquier signo de alarma como puede ser el cambio de tamaño o de aspecto de alguna mama y la aparición de bultos y nódulos en las axilas. Aunque su utilidad es debatida, la autoexploración mamaria puede ayudar a notar dichos cambios, y a pedir una consulta médica, aunque también genera mucha ansiedad (la mayoría de las lesiones detectadas son benignas). Los diagnósticos tempranos son la clave para salvar muchas vidas y lograr así que la mortalidad por tumor mamario siga descendiendo.

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