Fuente: www.alimente.elconfidencial.com
La cantidad de cánceres diagnosticados en nuestro país se eleva año tras año, según señalan los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Sus estimaciones indican que, a lo largo de 2019, los tipos de tumor más detectados en mujeres serán en primer lugar el de mama (32.536 nuevos casos), seguido del de colon y recto (18.191). En hombres, encabeza la lista el de próstata (34.394) y en segundo lugar se encuentra también el colorrectal.
¿Cuáles son los motivos de estas cifras en ascenso? Como indica la SEOM, se deben al envejecimiento de la población (a mayor edad, más probabilidad de aparición de tumores) y a factores de riesgo relacionados en gran medida con el estilo de vida, como el tabaco, el alcohol, la contaminación, el sedentarismo… y la obesidad, entre otros. El aumento de la detección precoz en algunos tumores, como el de colon, el de mama, el de próstata y el del cuello uterino, también es causa de que se diagnostiquen más casos. Este último es un punto a favor, ya que en teoría el hecho de que haya diagnósticos precoces supone que haya menos muertes por estos motivos.
Respecto a las enfermedades cardiovasculares, son un problema sanitario de primer orden, ya que suponen la causa más común de muerte en el mundo occidental, nuestro país incluido.
“En general las dietas hipocalóricas bajas en grasas son beneficiosas para el organismo”, Conchita Vidales
Llevar unos hábitos de vida saludables es una medida de prevención fundamental frente al cáncer y a los trastornos cardiacos, y aquí la dieta tiene mucho que decir. Un nuevo trabajo aporta luz en este tema. Lo ha llevado a cabo un equipo de científicos del Centro Fred Hutchinson de Investigación Contra el Cáncer de Seattle, en Estados Unidos, bajo la batuta del doctor Ross Prentice, miembro de sus programas de prevención y bioestadísticas, que ha estudiado la relación entre esta enfermedad y la alimentación durante décadas.
Ingredientes que ayudan a nuestro organismo
Así, ha llegado a la conclusión de que una alimentación a largo plazo baja en grasas, acompañada de un aumento de la ingesta de frutas, verduras y cereales integrales resulta beneficiosa frente al cáncer de mama, a las enfermedades cardiovasculares y a la diabetes; y no tiene efectos adversos.
Hemos hablado con la doctora Conchita Vidales, jefa del servicio de Nutrigenética de Asisa Care, y nos comenta que “en general las dietas hipocalóricas bajas en grasas son beneficiosas para el organismo; en ellas la ingesta de frutas y verduras aporta fibra para el buen funcionamiento del colon, además de para mejorar el tránsito intestinal, al arrastrar moléculas de toxinas y de grasas. Este tipo de dieta también ayuda a mantener la saciedad y, por tanto, el peso equilibrado. El buen mantenimiento de este es fundamental en la prevención de enfermedades relacionadas con el aumento de grasa abdominal, como son determinados tipos de cánceres, entre ellos el de mama”.
El trabajo del doctor Prentice, publicado esta misma semana en ‘Journal of Nutrition’, no dio en un principio estos resultados tan positivos. Su historia comienza en 1993, cuando arrancó la Women´s Health Initiative, un amplio estudio enfocado a buscar estrategias para prevenir las enfermedades coronarias, el cáncer de mama y de colon y la osteoporosis en mujeres posmenopáusicas. Hasta 1998, el 40% de las participantes (un total de 48.835 mujeres de entre 50 y 79 años) siguió un programa de intervención alimenticio: las grasas pasaron de suponer el 35% de la energía total diaria consumida al 20%; y se incrementó el consumo de frutas y verduras a cinco raciones diarias, y el de los cereales enteros a seis raciones al día. Para ello contaron con el consejo de un equipo de profesionales de la nutrición permanente el primer año y un refuerzo trimestral durante casi una década. El 60% restante formó el grupo de control.
El beneficio para la salud, en cifras
El seguimiento realizado durante los primeros años no indicó un impacto del cambio de dieta sobre las enfermedades mencionadas, pero esta nueva revisión, 20 años después, sí ha dado resultados relevantes y muy positivos. Estas modificaciones dietéticas mantenidas a largo plazo han supuesto una disminución:
Del 35% de las muertes tras el cáncer de mama
De un 30% de la incidencia de enfermedades coronarias
De un 25% de la necesidad de insulina en casos de diabetes
Ante estos resultados, el doctor Prentice comenta que “apoyan el papel protagonista de la nutrición en la salud general y precisa que las dietas bajas en grasas, ricas en frutas, verduras y cereales integrales tienen beneficios para nuestro organismo, así como ningún efecto adverso”. Por su parte, la doctora Garnet Anderson, coautora del estudio y directora de la sección de Salud Pública del Fred Hutchinson, indica lo siguiente: “La enorme cantidad de nuevas dietas y de tendencias en nutrición pueden resultar abrumadoras para la gente, que simplemente quiere saber cómo debería alimentarse. Y mientras que hay multitud de dietas que ofrecen beneficios a corto plazo, como es el caso de las que persiguen la pérdida de peso, este estudio valida científicamente los efectos positivos para la salud a largo plazo de una dieta baja en grasas”.
La doctora Vidales apunta también que “este tipo de dieta, con gran aporte de fruta y verdura, conlleva una mayor asimilación de vitaminas y de antioxidantes, así como otros compuestos con probada acción anticancerígena, como por ejemplo el sulforafano de las crucíferas (brécol, coliflor…); o flavonoides, o la alicina del ajo, por ejemplo, con acción antiinflamatoria natural, además de acción de la vitamina C y grupos de la B como coadyuvante en muchas reacciones de antioxidación”. Parece que quien dijo que la salud empieza por la alimentación no se equivocaba.