Como un traje a medida: así son los últimos avances en el cáncer de mama metastásico

Por Administrador SESPM

Como un traje a medida: así son los últimos avances en el cáncer de mama metastásico

 

Fuente: www.elpais.com

Nueva etapa como enfermedad crónica

¿Y si la mamografía llega tarde?

A Mª Carmen Guirado se le cruzaron en el camino la mala suerte y una enfermedad de avance muy rápido. “En marzo de 2016 me localizo de manera fortuita un bulto en la mama. Hacía solo un mes de mi última revisión ginecológica, pero como tenía 39 años no me habían realizado cribado mamográfico. Según las estadísticas, la mía no era edad de riesgo. Las directrices actuales recomiendan hacerlas cada dos años a mujeres entre los 50 y 69 años. En algunas regiones empiezan a los 45. Para mí fue tarde. Me diagnostican cáncer en un estadio avanzado. Me doy tres ciclos de quimioterapia y paso por quirófano para una mastectomía. En agosto, en un nuevo chequeo, vemos que hay metástasis en el hígado”.

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<p class=Estos avances médicos no solo son más certeros a la hora de hacer diana. “Presentan menos efectos secundarios y se toleran mejor. Esto permite a la paciente mantener una razonable calidad de vida. Los inhibidores de ciclinas pueden producir cierta astenia (cansancio) o un descenso no grave en un subtipo de glóbulos blancos. Los antiHER2 pueden generar algo de toxicidad cardiaca, pero reversible, o un poco de diarrea. Con la inmunoterapia encontramos más consecuencias adversas en la piel o de carácter metabólico. Cuesta un poco manejarlos al principio, pero luego se controlan bien”, expone. Es normal que la paciente, además de su pauta principal, requiera otros fármacos para aliviar los efectos de la metástasis. Es el caso de los estabilizadores óseos para fortalecer los huesos, especialmente, en casos de metástasis en los huesos. Una vez prescrito el protocolo médico, las revisiones son periódicas cada tres o cuatro meses.

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Incertidumbre con buenas perspectivas

La primera pregunta de la paciente, dura e inevitable, es si va a morir. A partir de ahí todo se hace relativo. Mª Carmen reconoce que cambia el modo de ver el tiempo. “Preguntas que esta quimio para cuánto. O esta otra línea para cuánto. Y la respuesta es siempre la misma: indefinido. Mientras funcione, seguirás con ella. En mi caso, empezamos con inmunoterapia hasta que en diciembre de 2018 hay una recaída. Me radian en el hígado y se cambia a quimioterapia intravenosa cada 21 días. No te sabría decir la composición exacta de la medicación, pero se lleva mejor que en la primera etapa. Entonces tenía dolores, náuseas, se me cayó el pelo… Lo que peor llevaba es el desastre emocional que supone porque es tremendamente incapacitante. Como si me pasara un camión por encima. No podía disfrutar de mi vida y tenía dos niños a los que no podía atender porque la quimio te deja el cuerpo del revés. La nueva medicación tiene menos efectos secundarios. Hasta me ha vuelto a crecer el pelo y practico ejercicio en un programa en colaboración con la Universidad de Murcia. Nos hacen prueba de esfuerzo y revisión cardiológica antes de pautarnos qué tipo de deporte podemos hacer. Aun así, vives con la espada de Damocles sobre la cabeza. Cada cuatro meses, me hacen analíticas y TAC para ver cómo voy. Me he hecho a ello, pero a medida que se acerca la fecha, me pongo muy nerviosa, duermo mal y necesito hacer cosas que me mantengan la cabeza ocupada”, confiesa.

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