Autor del resumen:Dr. Angel Montero Luis
Autor de la publicación:Nicholas J. Vogelzang, Steven I. Benowitz, Sylvia Adams, Carol Aghajanian, Susan Marina Chang, ZoAnn Eckert Dreyer, Pasi A. Janne, Andrew H. Ko, Greg A. Masters, Olatoyosi Odenike, Jyoti D. Patel, Bruce J. Roth, Wolfram E. Samlowski, Andrew D. Seidman, William D. Tap, Jennifer S. Temel, Jamie H. Von Roenn and Mark G. Kris
Nombre de la publicación:Journal of Clinical Oncology
Fecha de la publicación:01/01/2012
COMENTARIO: Se han cumplido ya cuarenta años desde que el presidente Richard Nixon firmó la Ley Nacional del Cáncer de 1971, considerada por muchos como una auténtica declaración de “guerra contra el cáncer.” Esta norma dio lugar a importantes inversiones en la investigación del cáncer que se tradujeron en un aumento significativo en la supervivencia del cáncer. En la actualidad, dos tercios de los pacientes sobrevive al menos cinco años después de haber sido diagnosticados con cáncer, en comparación con sólo la mitad de los pacientes que lo hacían en el año 1975.
Como cada año, la American Society of Clinical Oncology (ASCO) ha publicado los avances más significativos en la lucha contra el cáncer que han tenido lugar en 2011. En general, los avances seleccionados como de mayor y notable impacto vienen a demostrar que las mejoras en el diagnóstico, tratamiento y prevención del cáncer consiguen aumentar la supervivencia.
Los autores han seleccionado 54 avances que consideran de especial relevancia, incluyendo 12 Avances Mayores de muy especial repercusión, que abarcan todo el amplio espectro del cáncer como entidad nosológica independiente. Los trabajos seleccionados inciden en los campos de la epidemiología, prevención, diagnóstico precoz, tratamientos tradicionales (incluyendo como tales a la cirugía, quimioterapia y radioterapia), terapias dirigidas, inmunoterapia, investigación genética, nuevos desarrollos terapéuticos, calidad de vida y cuidados paliativos.
Con independencia de la tremenda calidad e interés para todo oncólogo de los avances reseñados, desde el punto de vista del oncólogo radioterápico, un avance merece especial mención. La importancia del mismo se refuerza al constatar que es uno de los 12 seleccionados como Avances Mayores, siendo el único de esta categoría que atañe a la radioterapia como modalidad terapéutica. El avance recoge los resultados del estudio canadiense liderado por T. Whelan cuyos resultados a 5 años se presentaron en el congreso de ASCO-2011. En este estudio se demuestra que la adición de irradiación ganglionar regional disminuye las recidivas en las mujeres con cáncer de mama en etapa temprana.
Tradicionalmente, las miserees con tumores considerados de alto riesgo (T3/4, afectación ganglionar N2/N3) recibían radioterapia tras la cirugía conservadora sobre la mama y las áreas ganglionares locorregionales dado el beneficio observado en control local y que se traduce, alargo plazo, en un beneficio en supervivencia global. Sin embargo, para las mujeres con uno a tres ganglios axilares afectos, el beneficio de añadir radioterapia sobre las áreas ganglionares no está claro. Los resultados observados en este estudio aleatorizado fase III demostraron que, en mujeres con cáncer de mama precoz con uno a tres ganglios linfáticos positivos (o de alto riesgo, con ganglios negativos cáncer de mama), la radioterapia adicional para los ganglios linfáticos regional reducía la probabilidad de recidiva tumoral local ya distancia. En el estudio participaron 1.832 pacientes, pN1 la mayoría de ellas (85%) mientras que un 10% fueron pN0 pero con factores alto riesgo de recidiva. En todos los casos se realizó una cirugía conservadora con quimioterapia y/u hormonoterapia adyuvante. Los resultados a 5 años mostraron una tasa de control locorregional del 90% en las pacientes aleatorizadas a irradiación de la mama y de las áreas ganglionares frente a un 84% en la aleatorizadas a irradiación exclusiva de la mama (p=0,02). Del mismo modo, la tasa de recidiva a distancia en el grupo de irradiación de la mama y cadenas ganglionares fue significativamente menor que en el brazo de irradiación mamaria exclusiva (8% vs. 5%, p=0,002). A cambio, las pacientes del grupo de irradiación exclusiva de la mama presentaron menores tasas de toxicidad post-radioterapia, principalmente neumonitis 0,2% vs. 1,3% (p=0,01) y linfedema 4,1% vs. 7,3% (p=0,004). La conclusión de los autores es que estos datos deben servir a los oncólogos para considerar seriamente ampliar los volúmenes de irradiación en cáncer de mama en estadios iniciales con objeto de mejorar el control local, y, muy probablemente, la supervivencia a largo plazo.