Fuente: www.levante-emv.com
Con una supervivencia que llega al 90 % a los cinco años, el cáncer de mama (que desarrollará una de cada ocho mujeres) es uno de los tumores que mejor pronóstico tiene hoy en día y todo ha sido gracias a los avances que ha habido en investigación pero también en prevención. Pero hablar de cáncer de mama no es hablar de un solo tumor, por mucho que afecte a un mismo órgano. Este fue uno de los primeros grandes avances de los investigadores: no hay un cáncer de mama sino muchos, hasta tres grandes grupos y esa cifra de supervivencia del 90 % flaquea, y mucho, según el tipo del que estemos hablando.
Tras desarrollar los tratamientos con ciclinas para los cánceres de tipo hormonal (los más frecuentes) se logró que este esa el subgrupo con mejor pronóstico ahora mismo. A estos, se unieron hace solo unos años los tratamientos desarrollados para los tipo de tumores HER2+ y que también supusieron una gran revolución en tasa de supervivencia. Pese a ello, a los oncólogos de mama aún les quedaban dos bestias negras: el triple negativo, el tipo de tumor de mama más agresivo y el que menos arsenal terapéutico tenía y los cánceres metastásicos: cuando el tumor migra desde la mama a otras partes del cuerpo y se extiende.
La investigación ha hecho que, precisamente en estos dos años de pandemia se hayan podido “romper” las barreras en estos dos tipos de tumores y ya se cuente con nuevas armas específicas para ellos.
Inmunoterapia para los triples negativos
“Sí, en dos años ha pasado mucho. Hemos tenido nuevas terapias que han supuesto una revolución en muchos perfiles moleculares de tumores”, explica Antonio Llombart, jefe de servicio de Oncología Médica en el Hospital Arnau de Vilanova y miembro de la Fundación ECO para la Excelencia y Calidad en la Oncología.
Por ejemplo, en los tumores triple negativo (se les llama así porque no tenían las características de los hormonales ni de los HER2+) se está aplicando con éxito inmunoterapia añadida a la quimioterapia y está siendo de mucha ayuda para los tumores metastásicos, “sobre todo están respondiendo mejor los que tienen sobreexpresada la proteína PDL-1”, añade Llombart que apunta que también están dando resultados “extraordinarios” para tumores triple negativo precoces.
B. Bermejo: “La batalla es que la inmunoterapia está aprobada pero no financiada para tumores precoces”
El problema, en este caso es que el tratamiento no está financiado todavía. “La batalla para nosotros es que está aprobado pero no financiado por ahora en nuestro país para tumores precoces”, añade Begoña Bermejo, investigadora en el área de cáncer de mama del Incliva (Hospital Clínico de València) y miembro de la junta directiva del Geicam, grupo español de investigación en cáncer de mama.
Un caballo de Troya para matar solo a las células malas
Junto a la inmunoterapia, el otro gran avance hasta ahora ha sido una nueva terapia hiperdirigida: los anticuerpos drogaconjugados. Es un nuevo tipo de tratamiento que “lleva” la quimioterapia directamente a las células tumorales. “Se pega a las células diana y ahí libera la quimio. Esto va a ser en esta década lo mismo que fue en la de 2010 la inmunoterapia”, explica Llombart.
Para Ana Lluch, una de las investigadoras más reconocidas en cáncer de mama y en activo en el Incliva y Geicam, estos anticuerpos son el “caballo de Troya” de los oncólogos para atacar a los cánceres que ya se han extendido, sobre todos los triple negativos y los HER2+, sin dañar al resto de células sanas. Es como pasar de disparar con una escopeta de perdigones a hacerlo con un fusil con mira láser telescópica.
A. Llombart: “La terapia con anticuerpos se pega a las células diana (tumorales) y ahí libera la quimio”
Lluch también añade otro avance: las nuevas plataformas moleculares que están ya ayudando a saber a quién le va a ayudar o no la quimio para evitar recaídas. Sobre todo en los tumores hormonales, los más frecuentes, “porque hay entre un 35 y un 40 % de mujeres a las que antes se les ponía quimio para evitar la recaída y no es necesario”, explica.
Y mirando al futuro, Llombart apunta a lo que está por venir: la biopsia líquida para prever, precisamente ese riesgo de recaída con un simple análisis de sangre.
El peaje de la pandemia
Todos estos avances sumados, desde las ciclinas hasta las terapias hiperdirigidas han hecho que en los últimos años la supervivencia sobre todo de los cánceres metastásicos haya pasado de estar “de un máximo de 18 meses a una media actualmente de 5 años”, según explica Ana Lluch. “Ha sido un avance muy importante”, añade, aunque la investigadora reconoce que la pandemia ha pasado su peaje. Cabe recordar que al menos durante unos meses, la Conselleria de Sanidad llegó a parar hasta el programa de cribado de cáncer de mama en el que se llama a mujeres de 45 a 69 años para hacerse mamografías. “El parón de la pandemia se ha notado. Hemos visto algunos tumores en fases más avanzadas, ahora se está normalizando pero…”, explica.
A. Lluch: “El parón de la pandemia se ha notado. Hemos visto algunos tumores en fases más avanzadas”
La misma sensación la tiene Antonio Llombart. “La percepción es que todo ha influido y no solo el parón del cribado sino también el miedo que tenían los pacientes a ir a un hospital. El año pasado se notó un aumento en tumores más avanzados”, explica. Para Llombart, esto podría suponer que la pandemia se haya “comido” la mejora en supervivencia que iban a suponer los nuevos tratamientos, “quizá no baje, pero puede que no suban tanto como se esperaba”.
Para Bermejo, habrá que esperar a tener cifras para confirmar el verdadero impacto de la pandemia aunque, desde su punto de vista, no fue tan drástico. “No hay datos y yo, personalmente, no he visto cánceres muy muy avanzados… creo que se notará más en otros tipos de tumores”.