Fuente: www.gacetamedica.com
A lo largo de 2024 se diagnosticarán 36.395 nuevos casos de cáncer de mama, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Estas cifras lo convierten en el tipo de tumor más frecuente entre las mujeres en nuestro país, superando al cáncer colorrectal, de pulmón, de cuello uterino, de tiroides y de páncreas. En España, aproximadamente el 30 por ciento de los cánceres diagnosticados en mujeres se originan en la mama. Este tipo de cáncer ya es el tumor más diagnosticado del mundo, superando por primera vez al cáncer de pulmón, según datos publicados en 2021 por el Centro de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés).
Esto hace que sea necesario buscar intervenciones y terapias que no tengan un fuerte impacto en la vida de las personas que sufren este tumor. En este sentido, la ablación es una técnica que se utiliza como tratamiento del cáncer de mama en ciertas circunstancias. Este procedimiento implica la destrucción de tejido canceroso utilizando calor extremo, frío o energía eléctrica, de forma mininamente invasiva, lo cual representa una ventaja significativa para las pacientes. Hay varias formas de ablación que se utilizan en la práctica clínica, incluyendo la ablación por radiofrecuencia, la crioterapia y la ablación con láser. En este sentido, el Hospital Universitario de La Princesa, centro público de la Comunidad de Madrid, ha sumado a su Unidad de Patología Mamaria esta técnica.
El cáncer de mama se manifiesta de manera general entre los 35 y los 80 años, con mayor incidencia en el rango de edad de 45 a 65 años. Según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estima que en 2024 se diagnosticarán 36.395 nuevos casos de cáncer de mama en España. Esta enfermedad ocupa el primer lugar entre los tipos de cáncer diagnosticados en mujeres en nuestro país, por encima del cáncer colorrectal, de pulmón, de útero, de tiroides y de páncreas.
Alternativa mínimamente invasiva
En esta línea, la ablación representa una alternativa beneficiosa para algunas pacientes, ya que es un procedimiento menos invasivo que la cirugía y puede tener tiempos de recuperación más cortos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la ablación puede no ser adecuada para todos los casos de cáncer de mama y su eficacia a largo plazo aún está siendo evaluada en estudios clínicos. Esta técnica se realiza de manera ambulatoria, evitando la necesidad de hospitalización, y dura alrededor de 20 – 30 minutos. Se lleva a cabo con anestesia local mediante la inserción percutánea de una aguja delgada en forma de varilla directamente en el tumor canceroso.
En este sentido, María Luisa Arranz Merino, especialista en radiodiagnóstico de la Unidad de Patología Mamaria del Hospital Universitario de La Princesa, explica a Gaceta Médica, que existen dos variantes de esta técnica. “La termoablación usa calor generado por energía producida por ultrasonidos o electromagnética, como microondas, láser, radiofrecuencia, etc., a temperaturas mayores de 50 grados, mientras que la crioablación usa frío habitualmente producido por gases a temperaturas por debajo de los 40 grados”, apunta Arranz, que añade que “la utilización de estas técnicas es indiferente y normalmente se escoge la que está más disponible en cada centro”.
“Una paciente no es apta cuando el tumor es mayor de tres centímetros o está infiltrando la piel o la unidad areola pezón”
En el caso del Hospital La Princesa para decidir que pacientes con aptas para utilizar esta técnica se valora conjuntamente en el Comité de Tumores formado por todos los especialistas que intervienen en la patología de la mama. “Habitualmente se lleva a cabo en pacientes con cáncer de mama localizado y a las que no se les aconseja la cirugía, ya sea por comorbilidades significativas como problemas cardiacas, otras neoplasias, etc. Una paciente no es apta cuando el tumor es mayor de tres centímetros o está infiltrando la piel o la unidad areola pezón”, señala la especialista.
Ventajas de la ablación
Esta técnica presenta numerosas ventajas, tanto para las pacientes como para los profesionales que la llevan a cabo. Como asegura Arranz, “el procedimiento se puede llevar a cabo de forma ambulatoria, con anestesia local y sin incisiones, es rápido y no requiere ingreso hospitalario. Además, la recuperación es inmediata y sin dolor. Se evita la anestesia general de la cirugía, la ocupación de la cama hospitalaria, los desplazamientos de la paciente para recibir radioterapia…Son muchos beneficios”.
Asimismo, la experta destaca que, en la actualidad, en los casos en los que se ha aplicado esta técnica, “el único riesgo, que además es mínimo, es sufrir una quemadura cutánea que se resuelve en pocos días con tratamiento local”. No obstante, presenta algunas limitaciones como el tamaño, los tumores con mucha infiltración cutánea y la extensión del tumor, ya que habitualmente se lleva a cabo en lesiones de menos de tres centímetros.
“Por el momento las áreas de investigación están centrándose en pacientes jóvenes con tumores pequeños y poco agresivos, aunque todavía falta un mayor seguimiento para validar esta técnica y ampliar su uso”, añade la especialista en radiodiagnóstico.