Investigan nuevas vacunas personalizadas contra el cáncer que reducen a la mitad las recaídas

Por Administrador SESPM

Fuente: www.libertaddigital.com

Hace más de 200 años, se desarrolló la primera vacuna. Gracias a ella se han podido prevenir algunas de las enfermedades más letales del siglo XX, salvando cientos de millones de vidas en todo el mundo. Está demostrado que las vacunas son eficaces en enfermedades causadas por virus y bacterias. En el caso de enfermedades causadas por virus como el sarampión o la viruela, las vacunas funcionan porque exponen a las personas a una versión debilitada o inactivada del virus en cuestión, esto hace que el sistema inmunitario identifique esa amenaza y desarrolle anticuerpos para defenderse de ese “ataque”.

Las vacunas suelen funcionar mejor de manera preventiva, es decir, antes de que una persona esté infectada por el virus o la bacteria. Pero no existe vacuna para todas las enfermedades, en el caso del cáncer, por ejemplo, es muy difícil encontrar una única vacuna. Los virus y las bacterias son cuerpos extraños que el organismo identifica como tales y el sistema inmunitario “se defiende” de ellos, sin embargo, las células cancerosas se parecen a las células normales y sanas y el sistema inmunitario no las identifica como “enemigo”.

El término cáncer engloba un amplio grupo de enfermedades que se caracterizan por el desarrollo de células anormales que se dividen, crecen y se diseminan sin control por cualquier parte del cuerpo. Las células normales tienen un periodo de tiempo determinado, en el que se dividen y mueren. Sin embargo, las células cancerosas pierden la capacidad de morir y se dividen sin límite. Esta multiplicación hace que se formen unas masas, llamadas tumores que pueden destruir y sustituir a los tejidos sanos en la medida que se expanden.

El tumor de cada individuo es, en cierto sentido, único y tiene sus propios antígenos. Los antígenos son estructuras moleculares que se encuentran en la superficie de los virus, que el sistema inmunitario reconoce para producir anticuerpos y defender al organismo del ataque del virus. Desde la Unidad de Investigación del Servicio de Oncología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, se está llevando a cabo tres ensayos clínicos con vacunas personalizadas para disminuir el riesgo de recaídas en pacientes intervenidos de melanoma, cáncer de pulmón o de vejiga. “El procedimiento consiste en tomar una amplia muestra del tumor del paciente en el quirófano, que se envía al laboratorio donde la secuencian genéticamente para identificar las mutaciones propias del tumor, de ese paciente en particular, que dan lugar a determinadas proteínas responsables de su desarrollo y que consideradas antígenos, tienen más probabilidades de generar una respuesta inmunitaria” explica la doctora Belén Rubio, jefa de la Unidad de Investigación del Servicio de Oncología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. Una vez generada la vacuna, se inocula en el paciente, para que su sistema inmune reconozca los antígenos del tumor y, si quedaran células residuales, el propio sistema inmune las identifica y las elimina.

Este tipo de tratamiento contra el cáncer, ha dado buenos resultados en pacientes con melanoma de alto riesgo a quienes se les había extirpado el tumor y han mantenido después un tratamiento con inmunoterapia, o con la vacuna personalizada e inmunoterapia. “La tasa de recaída en el grupo que recibió inmunoterapia y la vacuna fue la mitad que en el grupo que solo recibió inmunoterapia, lo que nos ha llevado a ampliar las investigaciones con pacientes en estadios precoces y a probarlo con más pacientes y otras patologías” añade la doctora Belén Rubio. La inmunoterapia es un procedimiento que utiliza sustancias producidas por el cuerpo o fabricadas en un laboratorio para mejorar o restaurar el sistema inmunitario que actúa destruyendo las células cancerosas y así frena el crecimiento del cáncer.

Los pacientes que se someten a este método de tratamiento, además de la inmunoterapia cada 21 días se deben administrar la vacuna durante un año, para reducir las posibilidades de recaída. Las vacunas terapéuticas, es decir, las que tratan la enfermedad, se espera que en un futuro puedan unirse a las vacunas preventivas que ya se usan contra el cáncer, como por ejemplo la vacuna contra el papilomavirus que reduce considerablemente la probabilidad de contraer tumores relacionados con el papiloma humano como el cáncer de cérvix y los carcinomas de cabeza y cuello. Asimismo, la vacuna contra la hepatitis C previene los hepatocarcinomas, es decir, los tumores de hígado.

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