El radiólogo, figura clave en el proceso de atención a las pacientes con cáncer de mama

Es indispensable en la prevención, detección y seguimiento del cáncer de mama, patología que registra, en 2024, 36.395 nuevos diagnósticos en España

Por Administrador SESPM

Fuente: www.sanidadprivada.publicacionmedica.com/

La figura del radiólogo de mama es indispensable en la prevención, detección y seguimiento del cáncer de mama, patología que registra, en 2024, 36.395 nuevos diagnósticos en España1. Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Radiología, que se celebra el próximo 8 de noviembre, la Dra. Silvia Pérez Rodrigo, jefa de la Sección de Radiología de Mama de MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten, reafirma el papel crucial de estos especialistas en cada etapa del proceso oncológico, impactando directamente en el éxito del tratamiento y en la calidad de vida de los pacientes.

En este sentido, la especialista nos presenta los nueve pilares esenciales que describen el trabajo del radiólogo en la actualidad:

Cribado y detección precoz: La detección temprana es vital para mejorar las tasas de curación y reducir la mortalidad. El radiólogo de mama interpreta mamografías como parte de programas de cribado poblacional, “utilizando tecnologías avanzadas, como la mamografía digital y la tomosíntesis, podemos detectar lesiones milimétricas que serían indetectables al tacto”, asevera la doctora.

Diagnóstico por imagen: Una vez identificada una lesión sospechosa, el siguiente paso es caracterizarla adecuadamente. El radiólogo determina qué pruebas adicionales son necesarias, combinando técnicas como la mamografía 3D, la mamografía con contraste intravenoso (CIV), la ecografía mamaria y la ecografía 3D, la resonancia magnética mamaria (RM mamaria), donde además se han ido incorporando protocolos abreviados de escasos minutos de duración, y, finalmente, softwares de Inteligencia Artificial que nos asisten en el proceso diagnóstico ahorrándonos tiempo y ayudándonos en la toma de decisiones. “Estos métodos permiten evaluar características clave del tumor y planificar su tratamiento”, apostilla.

Decisión y realización de biopsias: Estos profesionales son responsables de decidir cuándo y cómo realizar biopsias, lo que es crucial para un diagnóstico preciso. “En muchos casos, es importante saber que las biopsias no siempre se realizan porque pensamos que la lesión sea maligna, sino que lo hacemos para confirmar que la lesión es benigna y poder ponerle “nombre y apellidos”, puntualiza la experta.

Caracterización del tumor: Tras recibir los resultados del patólogo, el radiólogo evalúa si son concordantes con las imágenes obtenidas, lo que puede llevar a realizar pruebas adicionales o iniciar el tratamiento.
Presentación en el comité multidisciplinar: Cada caso que requiere tratamiento se discute en un comité con otros especialistas. El radiólogo presenta las características de las lesiones, como el tamaño y el resultado del patólogo, lo que determinará el plan de tratamiento.

Marcaje prequirúrgico: En este punto, los radiólogos son “los ojos del cirujano”. Estos marcan las áreas a tratar con precisión, utilizando arpones o semillas en las zonas a tratar, facilitando la extirpación del tumor y minimizando el daño al tejido sano, lo que mejora los resultados estéticos y clínicos. “Nuevamente somos garantes de que, tanto el tumor como las marquitas, se hayan extirpado correctamente”, agrega.

Tratamientos mínimamente invasivos: En algunos casos, es posible tratar lesiones sin cirugía y con tratamientos mínimamente invasivos. “Estas técnicas incluyen sistemas que congelan el tumor (crioablación), que lo queman (radiofrecuencia, microondas) o que lo extirpan a través de una biopsia de vacío sin necesidad de pasar por el quirófano. Imagina salir del hospital sin cicatrices visibles y sabiendo que tu tumor está controlado”, afirma la Dra. Pérez Rodrigo.

Evaluación de la respuesta al tratamiento: Para las pacientes que reciben quimioterapia neoadyuvante (quimioterapia antes de la cirugía), el radiólogo evalúa la respuesta del tumor mediante pruebas de imagen, lo que es crítico para determinar la eficacia del tratamiento y poder realizar una intervención más conservadora.

Seguimiento postoperatorio: Después del tratamiento, se realiza un monitoreo continuo mediante pruebas de imagen para detectar signos de recurrencia, adaptando el seguimiento a las necesidades de cada paciente. Técnicas como la resonancia magnética o la mamografía con contraste intravenoso, son especialmente útiles para detectar recurrencias tempranas.

En resumen, el trabajo del radiólogo de mama abarca mucho más que la simple interpretación de imágenes. “Somos parte integral en cada paso del camino, desde la detección hasta el seguimiento, y nuestras decisiones impactan directamente en el éxito del tratamiento y el bienestar a largo plazo de las pacientes”, finaliza la doctora. La combinación de tecnologías avanzadas y nuestra experiencia permite diagnósticos más precisos, tratamientos más personalizados y una mejor calidad de vida para las pacientes.

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